Tres
técnicas del desarrollo psicológico
En
la psicología científica, la noción de que todas las funciones psicológicas del
hombre deben ser vistas como producto del desarrollo se ha convertido en una
visón profundamente arraigada. De acuerdo con Blonsky, "El
comportamiento del hombre sólo puede entenderse como la historia de la
conducta."
En
la actualidad, dos planos de desarrollo psicológico se están estudiando más a
fondo. La psicología considera que la conducta humana es el resultado de
una evolución biológica prolongada, en la cual se verifican manifestaciones
rudimentarias desde las más complejas, hasta
los comportamientos humanos similares a los más simples organismos
unicelulares, observando en sus reacciones primitivas-en sus movimientos
"de algo y hacia algo"- los puntos de partida para la comprensión de
las formas más elevadas del pensamiento y la voluntad del hombre moderno.
En
los instintos de los animales se encuentra el prototipo de las emociones
humanas, como el temor y la ira humanas, similares a las señales que detectan
las aves y el vuelo ante el temor a los ataques de los depredadores. Los
reflejos condicionados primarios estudiados en los laboratorios, que distingue
las bases de todas la actividades complejas desarrolladas por el hombre, son el
producto de la corteza cerebral. En palabras del profesor Pavlov, que
trata de abarcarla en una sola ley, tanto del movimiento de las plantas atraído
por la luz del sol, y los cálculos por los que Newton descubrió las leyes de la
gravitación universal, son "enlaces separados en una sola cadena de la
adaptación biológica de organismos ". [1]
Por
último, en los últimos experimentos de Köhler, que hemos comentado
anteriormente, la psicología consiguió descubrir el eslabón perdido, la
conexión de la conducta humana con el comportamiento de su pariente más cercano
en la evolución biológica: el mono antropoide. El triunfo completo del
darwinismo en la psicología se hizo posible sólo a través de un descubrimiento
que puso de manifiesto que el desarrollo de una parte significativa de la
inteligencia humana -la invención y el uso de herramientas- se remonta a la
conducta de los monos, que también son capaces, en ciertas circunstancias, de
inventar y utilizar las herramientas más simples.
De
esta manera, incluso fue posible descubrir en el mundo animal las raíces de esa
forma específica de la adaptación humana activa con el medio ambiente, que es
lo que distingue a la humanidad de todo el resto del reino animal, y lo condujo
a lo largo de los caminos del desarrollo de la historia. El papel del
trabajo en el proceso de transformación del mono en hombre, el cual fue
mencionado por Engels, fue confirmado aquí por la experimentación científica.
Todo
ello se combinó para vincular la psicología humana con solidez y de manera
inseparable con la psicología evolutiva y biológica que los investigadores
observaron, en palabras de Blonsky, en gran parte de la conducta humana,
incluso hoy en día, es un animal parado sobre sus patas traseras y es capaz de
hablar.
Otro
plan de desarrollo también ha sido estudiado con minuciosidad
excepcional. Como los psicólogos hace tiempo lo han establecido, el
comportamiento de un ser humano adulto no se crea de forma instantánea, sino
que emerge gradualmente y se desarrolla a partir del comportamiento del
niño. Es cierto que hubo un tiempo cuando los psicólogos y los filósofos no
veía nada malo en la formulación de que las ideas del hombre y el pensamiento
constituyen la base innata del alma humana, y no están sujetos al desarrollo,
mientras que el cuerpo del niño se está desarrollando.
Se
inclinan a creer que las grandes ideas humanas son inherentes en el niño al
momento del nacimiento, o incluso antes. En este sentido Descartes
escribió: "Yo no pretendo que el espíritu de un bebé en el vientre de su
madre, reflexione sobre cuestiones metafísicas, sino que tiene ya ideas sobre
Dios, sobre sí mismo y acerca de todas las verdades evidentes por sí mismas,
igual que los adultos, mientras que de hecho no están pensando en esas
verdades. " [2]
Las
conclusiones que pueden extraerse de esta afirmación fueron formuladas por
Malbranche, quien afirmó que los niños tienen más facilidad sobre el manejo del
conocimiento abstracto, lógico, metafísico y matemático. En la medida que
los niños poseen ideas innatas, se deduce que las verdades eternas se les deben
transmitir tan pronto como sea posible: cuanto más cerca de la fuente innata,
más pura y más verdadera es la idea. La mayor experiencia sensorial del
niño, sobre la base de datos aleatorios, nublan la prístina pureza de la idea
innata.
Estas
nociones fueron abandonadas hace mucho tiempo por la psicología científica, a
favor de la norma según la cual debe ser el pensamiento y el comportamiento del
hombre adulto el resultado de un proceso muy largo y complejo del desarrollo
del niño. La psicología ha tratado de analizar con máxima rigurosidad
todas las transformaciones cualitativas de una forma de comportamiento a otro,
y todos los cambios cuantitativos que, en conjunto, conforman la base del
desarrollo del niño.
La
psicología ha analizado la forma en que los destellos individuales del habla
humana poco a poco al pasan del llanto del bebé y de la algarabía de los niños
muy pequeños a una forma en que el proceso de la maestría de la palabra se
convierte en completa prácticamente sólo al momento de la madurez sexual, ya
que sólo es a partir de entonces que el discurso se convierte en una
herramienta que permite al niño formar conceptos abstractos y un medio para el
pensamiento abstracto. Se ha analizado también la forma en que la
propensión a futuro en un niño, habilidades y talentos, se muestran a través de
en el juego, y como en los elementos de la imaginación creadora del mundo de
fantasía del niño -la base futura de la actividad artística y científica- se
ejercitan y maduran.
Como
hemos visto, estos dos planos del desarrollo se han arraigado profundamente en
la psicología. Sin embargo, hay un tercer plano del desarrollo, del cual
los psicólogos en general son menos conscientes, y que es esencialmente
diferente de estos otros dos tipos de desarrollo: es el desarrollo histórico.
El
comportamiento del hombre civilizado contemporáneo es producto no sólo de la
evolución biológica o el desarrollo de la infancia, sino que es también
producto del desarrollo histórico. En el proceso del desarrollo histórico
del hombre, las relaciones exteriores entre las personas y las relaciones entre
la humanidad y la naturaleza no son todo lo que ha cambiado y
evolucionado. El hombre mismo ha cambiado y desarrollado, la naturaleza humana
ha cambiado.
El
tipo psicológico de la civilización contemporánea americana o europea, se ha
formado como resultado de estos largos cambios. Podemos entender que las
peculiaridades de este tipo sólo buscan dar cuenta de su origen, sólo preguntar
de donde han venido.
El
desarrollo histórico de la psicología humana se ha estudiado muy a fondo en los
otros dos proyectos de desarrollo porque la ciencia tiene a su disposición
mucho menos material sobre los cambios históricos en la naturaleza humana que
en el niño y su desarrollo biológico. El enorme y variado mundo de los
animales, congelado en varias etapa del "origen de las especies",
proporciona una especie de panorama de la vida y evolución biológica, y permite
agregar los datos de la psicología comparada a las de la anatomía comparada y
la fisiología.
El
desarrollo infantil es un proceso que hemos visto repetidas veces terminar ante
nuestros propios ojos. Se puede estudiar de maneras diferentes. El
proceso de cambio histórico en la psicología humana, por el contrario, tiene
que ser estudiado en las peores condiciones. Varios períodos de la
historia han dejado documentos que siguen siendo referente de su pasado, que
son útiles, sobre todo, en la reconstrucción de la historia externa de la raza
humana, mientras que no dan una explicación objetiva, sino sólo de forma
completamente remota de los mecanismos psicológicos de la conducta. En
consecuencia, la psicología histórica tiene que recurrir a un cuerpo mucho más
pequeño de material.
Por
esa razón, una de las fuentes más ricas para este tipo de psicología es el
estudio de los llamados "pueblos primitivos". Este término se usa
comúnmente, sin duda, como una etiqueta convencional, para designar a ciertos
pueblos del mundo civilizado, situado en los niveles más bajos de desarrollo
cultural. No es del todo correcto llamar a estos pueblos primitivos, con
un mayor o menor grado de civilización, sin duda, que se puede observar en
todos ellos. Todos ellos ya han surgido de la fase prehistórica de la
existencia humana. Algunos de ellos tienen tradiciones muy
antiguas. Algunos de ellos han sido influenciados por las culturas remotas
y de gran arraigo, mientras que el desarrollo cultural de los demás se ha
degradado.
El
hombre primitivo, en el verdadero sentido del término, no existe en ninguna
parte en la actualidad, y el tipo de ser humano, tal como
se representa en estos pueblos primitivos, sólo pueden ser llamados
"relativamente primitivo". Primitivismo, en este sentido, es un nivel
inferior y el punto de partida para el desarrollo histórico de la conducta
humana. El material para la psicología del hombre primitivo es
proporcionado por los datos sobre el hombre prehistórico, los pueblos situados
en los niveles inferiores de desarrollo cultural y la psicología comparada de
los pueblos de diferentes culturas.
Una
psicología del hombre primitivo no ha sido creada. Al presentar el
material psicológico en este ámbito se están acumulando, los métodos se están
elaborando, y, en palabras de Thurnwald, el material etnográfico se está
"impregnado con un enfoque psicológico”.
Tres
teorías del desarrollo psico-cultural
El primer problema del
examen de la problemática del desarrollo histórico del hombre consiste en
definir los rasgos distintivos del proceso de desarrollo como el que nos ocupa
aquí. Los psicólogos han propuesto tres puntos de vista sucesivos, o
principios, que caracterizan el desarrollo histórico de la humanidad.
El primer punto de vista,
avanzado por Taylor y Spenser, guió a los primeros etnógrafos y etnólogos, a
amasar una gran cantidad de elementos de hecho sobre la cuestión de las leyes,
creencias, instituciones y la lengua de los pueblos primitivos.
En psicología, estos
autores hacen suyos los puntos de vista de lo que se conoce como el
asociacionismo. Se supone que la
ley básica de la psicología es la ley de la asociación, que es la conexión que
se establece entre los elementos de nuestra experiencia sobre la base de su
estrecha relación o similitud. Las
leyes del espíritu humano, según ellos, han sido siempre las mismas, en todo
momento y en todo lugar.
El mecanismo de la
actividad mental y la estructura misma de los procesos de pensamiento y
comportamiento son idénticos tanto en el hombre primitivo y el civilizado, la
teoría también sostiene que las peculiaridades que distinguen el pensamiento y
la conducta del hombre primitivo de los de hombre civilizado puede ser
comprendido y explicado en términos de las condiciones en las que el hombre primitivo vivió y
pensó.
Los autores sostienen que
si nosotros, como personas civilizadas, nos encontráramos de pronto privados de
todo el vasto cuerpo de la experiencia humana acumulada, y nos confrontáramos
con las condiciones en que vivía y experimentaba el hombre primitivo,
pensaríamos y nos comportaríamos exactamente como él lo hacia. El factor crucial, por tanto, no
radica en el mecanismo del pensamiento y la conducta, o en los mecanismos
especiales que distinguen a la civilización de la psique salvaje, sino
únicamente en las condiciones materiales, en la cantidad de experiencias
puestas a disposición de cada psique.
A partir de esta
comprensión, estos autores consideran al animismo primitivo, o la teoría según
la cual todos los fenómenos naturales y los objetos son animados, como el
fenómeno central que subyace a todo el desarrollo cultural del hombre
primitivo.
El hombre primitivo,
aturdido por el sueño-como los fenómenos, en la que veía gente muerta o ausente
y hablaba o luchaba con ellos, o se encontraba a sí mismo transportado muy
lejos cuando se despertaba, etc. comenzó a creer en la objetividad de esas
representaciones. Empezó a creer
en la dualidad de su propio ser. Sobre
la base de una analogía con sus propias observaciones de sí mismo, también
representó los fenómenos naturales, los cuales, en su opinión, las almas o
espíritus estaban activos.
Estos autores atribuyen la
aparición del animismo a la filosofía natural del hombre primitivo, derivada de
las leyes de la naturaleza del espíritu humano, a la ley de la asociación de
ideas y la aplicación ingenua del principio causal. Es evidente, en su opinión, que el
espíritu humano ha sido siempre el mismo, a lo largo de todo el desarrollo
humano y en todas partes del mundo. Su
creencia se ve corroborada, en particular, por la similitud de creencias
específicas, las costumbres y las instituciones observadas entre los pueblos
que viven en regiones geográficas muy distantes entre sí.
El mecanismo básico de la
conducta psicológica, la ley de la asociación de ideas, y el principio básico
del pensamiento lógico, el principio causal, son, por lo tanto, patrimonio común tanto el hombre primitivo
como del civilizado. La única
diferencia es que en el hombre civilizado, tanto de éstos, los instrumentos de
las asociaciones psicológicas y el pensamiento lógico pueden recurrir a un
vasto conjunto de experiencias y condiciones materiales, mientras que la
experiencia del hombre primitivo es limitada y sus condiciones materiales
pequeñas. Por lo tanto esta es la
diferencia entre la psique de uno y otro.
Es fácil ver que este
enfoque de la cuestión dispone cuidadosamente todo el problema del desarrollo
psicológico humano en el proceso de la historia. El verdadero desarrollo es imposible
cuando nos encontramos exactamente con el mismo fenómeno al principio y al
final del camino. En lugar de
desarrollo, en el sentido propio del término, de lo que estamos hablando aquí
es más bien de la acumulación de experiencias. El mecanismo real para la acumulación
y procesamiento de la experiencia es fundamentalmente el mismo, tanto en el
comienzo y el final. A lo largo
del proceso del cambio histórico en general, se mantiene por sí sola sin
cambios.
Este punto de vista
ingenuo ha sido abandonado hace mucho tiempo por la psicología. Nada podría ser más simple que
imaginar al hombre primitivo como filósofo natural y atribuir todo su
pensamiento y comportamiento a las peculiaridades de su filosofía. El desarrollo del pensamiento y el
comportamiento humano no está impulsado por el interés teórico o ideal, sino
por las necesidades materiales. El
hombre primitivo está motivado más por la práctica y no la teoría, y en su
mente el pensamiento lógico se subordina a sus reacciones instintivas y
emocionales.
En las palabras de
Pokrovsky, "Nada podría estar más lejos de la verdad que suponer que las
perspectivas del mundo salvaje es la fuente de su religión, por el contrario,
su visión del mundo se formó sobre la base de ciertas emociones religiosas
existentes. En lugar de una
explicación, todo se encuentra en la raíz de la religión primitiva, es una
ausencia de explicación. El
pensamiento religioso de los salvajes no se basa en la representación, o la
operación lógica del pensamiento, sino en la emoción, que es, en general, el
punto de partida de cualquier proceso de conciencia”. [3]
La investigación también
mostró que el mecanismo psicológico del pensamiento y la conducta del hombre
primitivo constituyen una variable histórica. La ley de la asociación de ideas y del
principio del pensamiento causal seguramente no abarcan todos los aspectos del
pensamiento del hombre primitivo. Lévy-Bruhl
fue el primero que trató de demostrar que el mecanismo psicológico del
pensamiento del hombre primitivo y el civilizado era diferente.
También trató de definir
la naturaleza de esa diferencia, y establecer leyes más generales que rigen el
funcionamiento del mecanismo psicológico en el hombre primitivo. Su planteamiento fundamental era todo
lo contrario de la expuesta por Taylor.
Él procede a partir de dos
ideas básicas. La primera es que
las leyes de la psicología individual, tales como las leyes de la asociación de
ideas, no pueden dar explicaciones de las creencias y representaciones
colectivas, que surgen en cualquier pueblo o sociedad, como fenómenos sociales. Estas representaciones colectivas
surgen como resultado de la vida social de las personas en particular. Todo lo que los miembros de un grupo
tienen en común con ellas, se transmiten de generación en generación. Muy a menudo no son elaboradas por
cada individuo, sino que se transmiten al individuo completamente formado. Ambas preceden y suceden a él, al
igual que el lenguaje tiene una existencia social, independiente de cualquier
individuo en particular.
De esta manera, la base de
observación de la pregunta cambia. En
las palabras de Conte, Lévy-Bruhl no busca definir la humanidad en términos de
hombre, sino al hombre en términos de la humanidad. Para él, las peculiaridades de los
pueblos primitivos no se pueden deducir de las leyes psicológicas de la vida
individual, por el contrario, trata de explicar la psicología del individuo
sobre la base de la naturaleza de las representaciones colectivas que surgen en
esos grupos, y el tipo o estructura de la sociedad en la que las personas
viven.
La premisa de Lévy-Bruhl
es que los diferentes tipos de sociedad están asociadas con diferentes tipos de
la psicología humana, cada una de ellas bastante diferentes, al igual que la
psicología de los vertebrados se puede distinguir de la de los invertebrados.
Al igual que las diversas
partes del reino animal, las estructuras sociales diferentes también tienen
ciertas características comunes inherentes a cualquier tipo de lenguaje de la
sociedad humana, las tradiciones, las institucionesde, etc. Sin embargo, junto con los rasgos
comunes, Lévy-Bruhl sostiene que las sociedades humanas, como los organismos,
pueden mostrar estructuras profundamente diferentes y por ello las
correspondientes diferencias en las funciones psicológicas superiores. Por lo tanto, es un gran error
comenzar por la reducción de las operaciones psicológicas a un solo tipo, sin
considerar la estructura de la sociedad, y atribuir todas las representaciones
colectivas a un mecanismo psicológico y lógico que permanece invariable a lo
largo de la historia.
Se dedicó a comparar los
dos tipos psicológicos que están tan distantes entre sí como podrían ser: el
tipo de pensamiento del hombre primitivo y el civilizado. La conclusión fundamental alcanzada
por Lévy-Bruhl en su investigación es que las funciones psicológicas superiores
del hombre primitivo son profundamente diferentes de las mismas funciones en el
hombre civilizado y, en consecuencia, el mismo tipo de pensamiento y comportamiento
constituye una variable histórica y en el proceso de desarrollo histórico el
hombre cambia su naturaleza psicológica, tanto como su naturaleza social.
Ya hemos señalado que, en
opinión de Lévy-Bruhl, el tipo de funciones psicológicas depende directamente
de la estructura social del grupo al que pertenece el individuo. Al ofrecer una
caracterización general de este tipo especial de pensamiento primitivo,
Lévy-Bruhl lo caracteriza como pensamiento pre-lógico o místico.
Mediante el uso de este
término, no pretende sugerir que tal pensamiento sea contrario a la lógica
(antilógico) o totalmente ajenos a las formas lógicas, o que se encuentren
completamente fuera de los límites de la lógica (ilógica). Lo "prelógico" significa
simplemente que un tipo de pensamiento no se ha desarrollado en cuanto a forma
de pensamiento lógico. Este tipo
de pensamiento se caracteriza por la insensibilidad a las contradicciones, y su
característica básica es la "ley de participación" por la cual, en la
mente del hombre primitivo, una y la misma cosa puede participar de varias
formas y ser completamente diferentes. Esta
"ley de participación" lleva al hombre primitivo a establecer en su
forma de pensar el tipo de conexiones que proporciona Lévy-Bruhl como
justificación para atribuir un carácter místico al pensamiento primitivo en su
conjunto.
Muchos investigadores han
hecho notar que esta definición no es correcta. Externamente, cuando se ve desde el
punto de vista del hombre civilizado, este comportamiento y pensamiento parecen
ilógicos o místicos. Thurnwald
escribe: "El pensamiento primitivo sólo parece ser ilógico." En
realidad, sin embargo, desde el punto de vista del hombre primitivo, en sí
mismo, es bastante lógico y Thurnwald explica con un ejemplo sencillo.
Cuando alguien sufría de
ataques o cualquier tipo de enfermedades, el hombre primitivo suponía que un
espíritu maligno había entrado en su cuerpo. Para
curar a la persona enferma trataban de expulsar al espíritu, procedediendo
exactamente igual a como si fueran a expulsar a una persona real: dicen en voz
alta el nombre del espíritu, le demanda que se vaya y tratan de intimidarlo con
el ruido.
Tales ceremonias parecen
carecer de sentido para nosotros, porque entendemos un ataque de epilepsia o
una enfermedad desde la perspectiva de la ciencia moderna. Sin embargo, desde el punto de vista
del hombre primitivo, para quien todos los cambios en una persona son el
resultado de las influencias externas, ya sean favorables o desfavorables, sus
intentos de actuar sobre las fuerzas, de la manera descrita en el ejemplo, parecen
perfectamente lógicos.
La teoría de Lévy-Bruhl
está abierta a una objeción seriauna, no sólo sobre la base de los argumentos
de Thurnwald, sino también por razones de la psicología objetiva. Thurnwald observa con razón que desde
el punto de vista subjetivo del hombre primitivo para sí mismo, su magia
ceremonial para la expulsión de los espíritus con el fin de curar a los
enfermos, es perfectamente lógica.
Ese mismo hombre
primitivo, sin embargo, como se puede demostrar fácilmente, también demuestra
objetivamente el pensamiento lógico siempre que el propósito de sus acciones
sea la adaptación directa a la naturaleza. La
invención y el uso de herramientas, la caza, la ganadería, la agricultura y la
lucha contra todo, demanda de él un pensamiento lógico real y no sólo aparente.
En el ámbito de la
actividad práctica, junto con el tipo de pensamiento descrita por Lévy-Bruhl,
el hombre primitivo dispone también, claramente,de un orden de pensamiento
lógico en el verdadero sentido del término, aunque no esté suficientemente
desarrollado.
Sin embargo, Lévy-Bruhl,
sin duda, merece el crédito de ser el primero en plantear el problema de la
evolución histórica del pensamiento. Él
demostró que el tipo de pensamiento,
de por sí, no es una
constante, sino una variable que se desarrolla a lo largo de la historia Los
investigadores que continúan su línea de investigación han tratado de explicar
con mayor precisión la diferencia en los tipos históricos de pensamiento del
hombre civilizado y primitivo, así como las características distintivas de la
evolución histórica de la psicología humana. Al
mismo tiempo, se estableció un tercer
punto de vistan sobre el proceso de desarrollo cultural del hombre.
El
hombre primitivo como un ser biológico
En virtud del modelo de su
personalidad y su comportamiento, el hombre primitivo es profundamente
diferente al hombre civilizado. Con
el fin de determinar la naturaleza exacta de esa diferencia, que básicamente
define los puntos iniciales y finales de la evolución histórica de la conducta humana,
lo primero que se considerará son las diferencias evidentes.
Los rasgos distintivos del
hombre primitivo y su comportamiento, tal como aparecen a primera vista,
fácilmente se pueden dividir en dos grupos. Por
un lado, un primer encuentro del observador con el hombre primitivo, sobre todo
en su entorno natural, llama la atención
su superioridad sobre el hombre civilizado. Esta superioridad ha sido descrita por
un gran número de viajeros, algunos de los cuales han llegado al extremo de
afirmar que el hombre primitivo es en todos los aspectos mejor provisto por la
naturaleza que el hombre civilizado.
Los observadores y los
viajeros han alabado la agudeza visual excepcional del hombre primitivo, la
agudeza extraordinaria de su audición, sus inmensos poderes de la resistencia,
su instintiva astucia, su capacidad para encontrar su camino, y su conocimiento
del medio ambiente, los bosques, desierto y el mar. Algunos autores han idealizado sus
cualidades éticas fundamentales, viendo en sus huellas un comportamiento moral
de la virtud instintiva inculcada en él por la naturaleza misma. Por último, todos han elogiado
unánimemente (y la investigación científica ha confirmado plenamente) las
superioridades del hombre primitivo sobre la habilidad de interpretar los
signos naturales: su capacidad de reconstruir, desde las más leves huellas,
imágenes muy complejas de eventos, circunstancias, etc.
Arsenyev describió al
miembro de una tribu con la que viajó por el desierto de la región Ussur. "El hombre de la tribu lee las
pistas positivamente como un libro, y fue capaz de reconstruir los
acontecimientos en su secuencia exacta". [4] Esta capacidad de reconstruir imágenes complejas de los
acontecimientos pasados de pistas pequeñas, imperceptibles para el hombre
civilizado, representa una inmensa ventaja del hombre primitivo sobre el hombre
civilizado, por lo que este último depende mucho del anterior en las
circunstancias en las que los viajeros se encuentran.
El primer grupo de
distinciones por lo tanto, se centra en la superioridad del hombre primitivo,
que ha generado un profundo respeto por él como una muestra perfecta de la
naturaleza y también da lugar a la afirmación de que se distingue por
cualidades positivas en comparación con otros hombres civilizados, y el
desarrollo de sus funciones psicológicas naturales le dan una ventaja
inconmensurable.
Hay otra, en el grupo de
distinciones, que es todo lo contrario: la impotencia y el atraso del hombre
primitivo, y su incapacidad para llevar a cabo operaciones de cualquier
complejidad real, el cálculo que requiere, reflexión y acumulación, y una
multitud de otros defectos que el hombre civilizado con facilidad percibe cuando
se enfrentan con el hombre incivilizado. Todo
esto hace que muchos observadores se vean obligados a comparar al hombre
primitivo con un niño, o un animal, y toma nota de todo lo que le falta en
comparación con el hombre civilizado.
El resultado es un panorama
bastante complejo, con un hombre primitivo superando al hombre civilizado, en un número
considerable de aspectos, aunque claramente inferior a él en otros. Tal es el cuadro que se hace evidente,
y que ahora deberá analizarse.
La primera cuestión que enfrenta
el investigador es el tipo biológico al que pertenece el hombre primitivo. En términos biológicos, ¿no es sólo un
ser con un desarrollo mayor, menor o diferente que el hombre civilizado? Y por lo tanto, ¿no es posible que
todas estas distinciones duales entre el hombre civilizado y el
primitivo podría deberse simplemente a otro tipo biológico, como sucede cuando
comparamos al hombre con cualquiera de los animales?
Desafortunadamente, a
pesar de la enorme cantidad de investigaciones realizadas en este campo,
todavía no tenemos resultados precisos y definitivos en el estudio biológico
del hombre primitivo. Aparte de
algunas diferencias fisiológicas insignificantes y probadas, sin duda (como la
curación más rápida de las heridas en los pueblos primitivos, su inmunidad en
relación con la contaminación y la infección cuando está herido, su menor
susceptibilidad a la malaria, etc.) no son conscientes de las peculiaridades de
fondo fehacientemente probadas. Es
cierto que algunos investigadores han visto una relación directa entre una
multitud de otros hechos y el atraso cultural del hombre primitivo.
Si esta suposición es
correcta, si el hombre primitivo realmente pertenece a un tipo biológico
diferente que el hombre civilizado, y si en su organismo fue, de hecho, donde
encontró el funcionamiento de una manera sustancialmente diferente, la
diferencia del comportamiento entre el hombre civilizado y no civilizado habría
sido completa y, sin duda, lo explicaría, porque la ciencia ha establecido
fuera de toda duda que el comportamiento de cualquier animal está en función de
la estructura de su organismo. Los
organismos con diferentes estructuras se comportan de manera diferente.
Los hechos que podrían
aducirse para apoyar la noción de una diferencia de tipo biológico entre el
hombre primitivo y el civilizado incluyen la afirmación de que las suturas del
cráneo del hombre primitivo se unen a la edad de la pubertad, es decir,
anteriores a los del hombre civilizado. Con
respecto al desarrollo del cerebro, que es la base orgánica directa del
comportamiento, se ha señalado que la materia gris está menos desarrollada en
el cerebro del hombre primitivo, que sus pliegues cerebrales son más simples y
que el desarrollo de su cerebro cesa a una edad más temprana. El ritmo de desarrollo físico en el
hombre primitivo difiere en cierta medida de la del hombre civilizado. Se ha señalado que la duración del
desarrollo en general es más breve en el hombre primitivo, que termina en, o
poco después, de la pubertad.
Ninguno de estos hechos,
sin embargo, proporciona una base para la idea de que el hombre primitivo
pertenece a un tipo orgánicamente diferente. La
unión temprana de las suturas craneales, como ha hecho observar Thurnwald, no
puede implicar una limitación importante en el desarrollo del cerebro, ni es la
estructura macroscópica del cerebro una expresión directa de la complejidad o
el primitivismo de la conducta. Hay
que tener en cuenta las relaciones más complejas mencionadas por Thurnwald,
quien señaló que "mucho de lo que puede atribuirse, sobre la base de una
observación superficial a la organización fisiológica, en realidad se debe a un
atraso cultural profundo". [5] En este caso, por lo tanto, la causa y el efecto pueden ser
trasformados y viceversa. Es mucho más plausible decir que la
conducta primitiva conduce a un freno en el desarrollo prematuro, que la culpa
de la conducta primitiva en el desarrollo antes que el tiempo detenido.
Thurnwald observa con
razón que la antropología contemporánea se encuentra en la misma fase de
desarrollo como la botánica en la época de Linneo. Estudios antropológicos actuales
relacionados con el estudio del sistema endocrino sobre la constitución del hombre
primitivo en comparación con la del hombre civilizado se inició hace poco. Para aclarar el grado en que las
características fisiológicas del hombre primitivo puede dar cuenta de las
diferencias observables entre él y el hombre adultos civilizado, se hace
necesario hacer hincapié en una cuestión que hasta ahora se ha considerado muy
importante, y que tiene una incidencia directa en el comportamiento: el
funcionamiento de los órganos sensoriales.
Los investigadores han
demostrado que los cuentos de los viajeros de la visión excepcionalmente aguda,
el oído y el olfato del hombre primitivo en realidad no tienen ninguna base
real. En comparación con el
hombre civilizado Europeo, del habitante de la ciudad primitiva puede, por
supuesto, esperase que tengan una visión y oído superiores, ya que las
condiciones civilizadas de vida a menudo inducen a un debilitamiento de la
agudeza visual y la miopía. Una
vez más, sin embargo, los investigadores nos advierten contra las conclusiones
precipitadas. En palabras de Thurnwald,
"la agudeza de los sentidos en el hombre primitivo es a menudo el
resultado de la práctica, mientras que las deficiencias sensoriales de los
habitantes urbanos son a menudo debido a la falta de práctica relacionada con
su estilo de vida en un entorno cerrado". [6]
También hay que señalar
que el comportamiento del hombre primitivo a menudo se basa no en el
funcionamiento directo de los órganos de los sentidos, sino en su
interpretación de ciertos temas o fenómenos. Por
ejemplo, un pescador experimentado interpreta las ondas de un tipo particular
sobre el agua tranquila como un movimiento de peces, signo de una facultad, una
nube de polvo de una altura determinada y su forma sugiere en el cazador la
presencia de una manada de cierto número de animales de una determinada
especie. En estos casos no se
trata en absoluto de la agudeza de este o aquel órgano sensorial, sino de una
capacidad entrenada, mejorada por la experiencia, para interpretar esas pistas.
En estudios
experimentales, se ha encontrado que lo sensorial -visual- y en particular su
agudeza entre los pueblos primitivos no es sustancialmente diferente de la
nuestra. Se puede, por supuesto,
ser tomado como un hecho establecido que la falta de visión de los europeos es
sin duda el producto de la cultura. Sin
embargo, se ha comprobado que esta no es la única razón de las facultades
visuales superiores del hombre primitivo: los europeos tiene una imagen más
clara con el fin de formarse un juicio acerca de ella, mientras que el hombre
primitivo está acostumbrado a interpretar y adivinar el significado de las
imágenes visuales aun poco claras. De
importancia decisiva en este sentido, son los estudios realizados por los Ríos
(visión), Meyers (oído, olfato y gusto), MacDougal (sensaciones táctiles, los
músculos y presión arterial) y Meyers (velocidad de reacción)..
Todos estos estudios han
demostrado que la actividad fisiológica básica que subyace a nuestras percepciones
y movimientos, y todos los elementos de la simple reacción que vaya a compensar
el comportamiento, son esencialmente las mismas en el hombre primitivo y el
civilizado. No hay diferencia
sustancial que se pueda encontrar incluso en relación con la percepción de los
colores. Los Ríos, en sus
estudios, encontró un porcentaje
muy alto de ceguera en un grupo de habitantes de color en Papua, pero ninguno
en otro grupo.
Sin embargo, nadie ha
descubierto todavía la causa por la que una raza primitiva sufra ceguera total
a los colores. De hecho, no ha sido posible establecer la existencia de esta
condición en otros grupos, incluso en los monos. Thurnwald continúa diciendo, "Hay
que reconocer que el desarrollo de la percepción del color se completó mucho
antes de la aparición de la raza humana, como tal".[7]
Lo mismo puede decirse de
la agudeza de la audición entre los pueblos primitivos, que han sido condenados
a ser superiores a los nuestros. Los
estudios realizados por Meyers y Brunner han demostrado que la agudeza de la
audición suele ser mayor en los blancos que en
el hombre primitivo. Los poderes
del hombre primitivo del olfato también se han exagerado. Como Thurnwald dice, "dado la
Investigación sobre los negros y los papúes los resultados son los mismos a los
que habíamos llegado en el ámbito de la visión y la audición". [8] Los datos obtenidos en el estudio del sentido del tacto son un
tanto contradictorios. Experimentos
de MacDougal han detectado una capacidad ligeramente mayor para la
diferenciación en los papúes. Por
otro lado, en otros ciertos pueblos primitivos ninguna desviación significativa
se observó en el nivel de desarrollo de esta función con el hombre civilizado.
Tampoco hay ninguna
evidencia de que la tolerancia ligeramente mayor al dolor tenga una base
fisiológica observada por los investigadores. Incluso
la destreza, que no se encuentra en los simios superiores, es claramente un
rasgo común de la especie humana, que se encuentran en el hombre primitivo en
la misma medida que en el hombre civilizado.
Para resumir los
resultados de esta investigación sobre las peculiaridades fisiológicas del
hombre primitivo, podemos concluir que la investigación científica en la
actualidad no tiene ninguna evidencia para sugerir que hay un tipo biológico
especial que sea válido de que todos los rasgos distintivos se originaron del
comportamiento del hombre primitivo. De
hecho, las diferencias que se han identificado, por ser una investigación
recurrente, por un lado, son bastante insignificantes, y, por otro lado,
altamente contingente en la práctica, o la falta de la misma, en otras
palabras, ellas mismas resultan estar estrechamente conectadas al desarrollo
cultural. Por todas estas
razones, debemos asumir una relación inversa entre el desarrollo cultural y
biológico del hombre primitivo, y atribuir que el grado de atraso en el ámbito
de las funciones psicológicas se encuentran en el hombre primitivo en el
subdesarrollo cultural.
Thurnwald observó que,
"El hombre primitivo se le debe conceder la plena condición de ser
humano." El desarrollo del hombre como un tipo biológico en su conjunto
había sido perfeccionado por el principio de la historia humana. Por supuesto, esto no quiere decir que
la biología humana se ha detenido desde el comienzo de la evolución histórica
de la sociedad humana. Esta idea
es claramente errónea. [9]
La naturaleza plástica del
hombre ha ido cambiando. Sin
embargo, tal cambio biológico del organismo humano, ahora se ha convertido en
subordinado y dependiente de la evolución histórica de la sociedad humana. Los estudiosos contemporáneos, entre
ellos Thurnwald, han establecido que los factores básicos en el desarrollo de
la psicología del hombre primitivo son la tecnología y la organización social
que surge de una determinada etapa en el desarrollo de esa tecnología.
El desarrollo humano, tal
como lo encontramos incluso en los pueblos más primitivos, es el desarrollo
social. Por lo tanto, debe
esperarse observar aquí un proceso muy peculiar de desarrollo, a diferencia de
la profundidad que hemos visto en la evolución del mono en hombre.
En primer lugar, debemos
señalar que el proceso por el cual el hombre primitivo se transformó en hombre
civilizado es intrínsecamente diferente del proceso mediante el cual
el mono se convirtió en el hombre. O
quizás deberíamos decir que el proceso del desarrollo histórico del
comportamiento humano y el proceso de su desarrollo biológico no
coinciden, y no es extensión del otro, sino que cada uno de estos
procesos se rige por sus propias leyes.
La
memoria del hombre primitivo
Ahora me centraré en el
material concreto de los estudios y trataré de identificar los rasgos
distintivos de la evolución histórica de la conducta humana. Al hacerlo, no tomaré en cuenta todos
los aspectos de la conducta del hombre primitivo. Nos limitaremos a insistir en las tres
áreas de mayor interés para nosotros, ya que nos permitirá llegar a algunas
conclusiones generales sobre la historia de la conducta en general. En primer lugar vamos a considerar la
memoria, y luego el pensamiento y el habla del hombre primitivo, así como sus
operaciones numéricas, y vamos a tratar de establecer estas tres funciones del
trabajo.
Empecemos con la memoria. Todos los observadores y viajeros han
elogiado por unanimidad la memoria excepcional de hombre primitivo.
Lévy-Bruhl señala con
razón que en la psicología y el comportamiento,la memoria del hombre primitivo
juega un papel mucho mayor que en nuestra vida mental, porque algunas de sus
antiguas funciones en nuestro comportamiento han sido transferidas y cambiadas
a otro lugar.
A medida que nuestra
experiencia se condensa en los conceptos, estamos libres de la necesidad de
mantener una gran cantidad de impresiones concretas, mientras que en el hombre
primitivo casi la totalidad de la experiencia se basa en la memoria. Sin embargo, además de las diferencias
cuantitativas entre la memoria del hombre primitivo, tiene, como Lévy-Bruhl ha
observado, una tonalidad especial que lo diferencia de la nuestra: el uso
constante de los mecanismos lógicos y conceptos abstractos que ha alterado
profundamente el funcionamiento de nuestra memoria. La memoria primitiva es a la vez muy
precisa y emocional. Mantiene
representaciones con una gran abundancia de detalles, y siempre en el mismo
orden en que están muy conectadas entre sí. El
mismo autor señala que en el hombre primitivo el mecanismo de la memoria
suplanta el mecanismo de la lógica: si una representación reproduce otra, esta
última se supone que es una consecuencia o una conclusión. Los signos son por lo tanto casi
siempre interpretados como causas.
Lévy-Bruhl pasa a
observar, "Es por eso que debemos esperar encontrar una memoria muy
desarrollada en el hombre primitivo." Él atribuye el asombro de los
viajeros relacionados con los poderes extraordinarios de la memoria primitiva a
su ingenua creencia de que la memoria del hombre primitivo tiene las mismas
funciones que la nuestra. Parecería
milagroso, mientras que al mismo tiempo funciona bastante normalmente.
Spencer y Gillen
encontraron la memoria de los aborígenes australianos fenomenal en muchos
aspectos. No sólo pueden
reconocer las huellas de cada uno de los animales y aves, sino también pueden
decir de inmediato, observando las huellas más frescas en el suelo, donde un
animal en particular está ahora. Otro
rasgo notable es su capacidad para reconocer las huellas de alguien que
conocen.
Roth también destacó la
"poderosa memoria milagrosa" de los nativos de Queensland. Oyó repetir la totalidad de un ciclo
de canciones que duran más de cinco noches. Estas
canciones fueron reproducidas con una precisión asombrosa. Aún más sorprendente fue el hecho de
que fueron realizados por tribus que hablaban lenguas diferentes, en diferentes
dialectos y de vivir a más de un centenar de kilómetros de distancia.
Livingston comentó de la
memoria excepcional de los nativos de África, como la manifestada por los
enviados de los jefes, que llevaban mensajes muy largos a través de distancias
enormes y luego repetían palabra por palabra. Por
lo general viajaban en grupos de dos o tres, repitiendo su mensaje cada noche a
medida que avanzaban, a fin de no alterar su lenguaje preciso. Uno de los argumentos aducidos por los
nativos en contra de aprender a escribir es que estos mensajeros podían
transmitir noticias en una distancia bastante larga, así como la palabra
escrita.
La forma más común de
memoria excepcional en el hombre primitivo es la "memoria
topográfica", o el recuerdo de un lugar determinado. Se conserva una imagen de un lugar,
hasta los más mínimos detalles, que le permite al hombre primitivo encontrar su
camino con una garantía que los europeos refieren como sorprendente.
Como dice un autor, este
tipo de memoria es prácticamente milagrosa. Basta
con estar en un lugar solo una vez para que los indios norteamericanos tengan
una imagen perfectamente precisa, permanente e indeleble del mismo. No importa cuán vasto y denso sea
el bosque, se mueven a través de él con
facilidad una vez que se han orientado.
Su sentido de la
orientación en el mar es igualmente bueno. Charlevoix
ve en ésta una habilidad innata. Él
escribió: "Ellos nacen con este talento, que no es resultado de sus
observaciones, ni de una gran cantidad de práctica. Los niños que todavía tienen que ir
más allá de los confines de su aldea simplemente se mueven con tanta confianza
como los que ya han viajado por todo el país”. [10] Citando cuentos de viajeros de la memoria topográfica
extraordinaria y milagrosa, aparentemente, Lévy-Bruhl señala que el único
milagro en cuestión es una memoria local muy desarrollada. Von dem Steinem describe a un hombre
primitivo que había observado: veía y oía todo, acumulando en su memoria los
detalles más insignificantes, lo que hace que sea difícil para el autor creer
que nadie es capaz de memorizar tantas cosas sin símbolos escritos. Él tenía un mapa en su cabeza , o más
bien, mantuvo en un cierto orden un gran número de hechos, independientemente
de su importancia relativa [11]
Como Lévy-Bruhl señala, el
hombre primitivo tiene excepcionalmente bien desarrollada la memoria concreta,
que tanto impresiona a los observadores por su capacidad de reproducir las
percepciones anteriores con detalle preciso y fino, y en el orden correcto,
también se puede apreciar en la riqueza de vocabulario y la gramática la
complejidad del lenguaje del hombre primitivo.
Es interesante observar
que esas mismas personas que hablan diferentes idiomas y poseen una memoria tan
prodigiosa, en Australia o en el norte de Brasil, por ejemplo, no pueden contar
más allá de dos o tres. El más
mínimo razonamiento abstracto les asusta tanto que rápidamente dicen que están
cansados y se dan por vencidos.
Lévy-Bruhl señala lo
siguiente: "En cuanto a las preocupaciones de las funciones intelectuales,
es nuestra propia memoria, reducida
a la subordinación de la grabación de los resultados obtenidos a través de la
elaboración lógica de los conceptos. La
diferencia entre un escriba del siglo XI, que pacientemente reproduce página
tras página de un manuscrito, y la imprenta moderna, que puede imprimir cientos
de miles de copias en pocas horas, no es mayor que la que separa el pensamiento
pre-lógico del hombre primitivo, de los cuales sólo la conexión entre las
representaciones existe, y que se basa casi exclusivamente en la memoria, del
pensamiento lógico con conceptos abstractos ". [12]
Sin embargo, tal
descripción de la memoria del hombre primitivo, aunque esencialmente cierta, es
extremadamente unilateral. Ahora
vamos a tratar de explicar, desde el punto de vista científico, esta superioridad
de la memoria primitiva. Al mismo
tiempo, con el fin de dar una impresión correcta de la operación de esta
memoria, también debemos señalar que en muchos aspectos, una gran virtud del
recuerdo del hombre primitivo es marcadamente inferior a la del hombre
civilizado.
Un niño australiano que
nunca ha salido de su pueblo, puede impresionar a un europeo civilizado con su
capacidad de encontrar su camino alrededor de una región en la que nunca ha
estado antes. Sin embargo, un
niño de una escuela europea que ha tomado un único curso de geografía, ha
absorbido más conocimientos de los que el hombre primitivo puede absorber en
toda una vida.
Además del excelente
desarrollo de la memoria natural que registra las impresiones externas
con una precisión casi fotográfica, la memoria primitiva también se distingue
por la peculiaridad cualitativa de sus funciones. Este segundo aspecto, en comparación
con la excelencia de la memoria natural, arroja alguna luz sobre la memoria del
hombre primitivo.
Leroi atribuye con razón,
todas las peculiaridades de la memoria primitiva a sus
funciones. A falta de
la palabra escrita, el hombre primitivo tiene que depender por completo de su
memoria inmediata. Por esta razón
nos encontramos con una forma similar de la memoria primitiva en las personas
analfabetas. En opinión de este
mismo autor, la explicación de la capacidad del hombre primitivo para encontrar
su camino, y la reconstrucción de los eventos complejos de las pistas, sin
embargo, no radica en la superioridad de la memoria inmediata, sino en otro
lugar. La mayoría de los hombres
primitivos, de acuerdo al testimonio de un observador, no pueden encontrar su
camino sin algún signo externo. Leroi
asume que la orientación no tiene nada que ver con la memoria. Del mismo modo, cuando el hombre
primitivo reconstruye un evento a partir de las pistas, utiliza su memoria
igual que cuando un juez investiga un delito sobre la base de evidencias. La observación y la especulación
desempeñan un papel más importante que el de la memoria. La práctica ha hecho que los órganos
sensoriales del hombre primitivo sean mas desarrollado que los nuestros, de
hecho, en este sentido esto es lo que le distingue de nosotros. Sin embargo, esta capacidad de
interpretar las pistas se deriva de la formación y no del instinto. Se desarrolla en el hombre primitivo
desde la primera infancia. Los
adultos enseñan a sus hijos a reconocer las pistas, los adultos imitan las
huellas de los animales, y los niños las puedan reproducir.
La psicología experimental
ha descubierto hace muy poco una forma especial y muy interesante de memoria,
que muchos psicólogos la comparan con la asombrosa memoria del hombre
primitivo. Aunque los estudios
experimentales sobre el hombre primitivo en este ámbito se llevan a cabo sólo
ahora y todavía no se han completado, sin embargo, existe una similitud entre
los hechos recogidos por los psicólogos en sus laboratorios, por una parte, y
los informes de los investigadores y los viajeros sobre el hombre primitivo,
por el otro, se puede suponer de forma segura
que este tipo de memoria es un hecho característico del hombre
primitivo.
Como Pensch ha observado,
esta forma de memoria, esencialmente permite a algunos seres humanos ver de
nuevo realmente un objeto o una
imagen momentos después de haber sido
presentada una vez, e incluso mucho tiempo después. Estas personas son conocidas como eidéticas, forman una memoria
eidética. Este fenómeno fue
descubierto por Urbantschitsch en 1907, aunque los estudios experimentales y de
investigación se han llevado a cabo por él, en la escuela de Pensch, sólo en la
última década.
En el capítulo sobre la
psicología del niño, nos ocuparemos con más detalle de los resultados de la
investigación del eidetismo. Aquí
nos limitaremos a discutir los métodos, utilizados en este tipo de
investigación. Durante un breve
período, de unos 10-30 segundos, al niño eidético se le muestra un panorama muy
complejo con un gran número de detalles. La
imagen es entonces quitada y se sustituye por una pantalla gris, en la que el
niño puede ver la imagen que falta y la
describe con tal detalle como si estuviera delante de él, leyendo las
palabras que contiene, etc.
Un ejemplo que ilustra la
naturaleza de la memoria eidética se da en la figura 12, que es una foto de la
imagen que se muestra a los niños eidéticos en los experimentos de nuestro
colega KI Veresotskaya. Después
de mostrar brevemente la imagen (30 segundos), el niño sigue viendo la imagen
en la pantalla, como se comprueba por las preguntas de control y una
comparación entre las respuestas y el original de la imagen. El niño lee el texto de la carta,
cuenta hasta el número de ventanas en cada piso, define la disposición exacta
de los objetos y los nombres de los colores, describe los detalles más
pequeños.
La investigación ha
demostrado que tales imágenes eidéticas están sujetas a todas las leyes de la
percepción. La base fisiológica
de esa memoria es claramente la inercia de la estimulación del nervio óptico,
que dura después de que el efecto del estímulo original ha cesado. El eidetismo de este tipo se
manifiesta no sólo en la visión, sino también en las sensaciones auditivas y
táctiles.